Movimiento LGBT+ en México: Ser es resistir

  • La Marcha del Orgullo LGBT+ es un claro ejemplo de cómo los movimientos sociales influyen de manera relevante en la agenda política de un país
  • Es nuestro deber como ciudadanos, promover y garantizar los derechos de todos, así como respetar la diversidad sexual y las identidades de género

Autora: Michelle Marcela Robles Lira

El movimiento Lésbico, Gay, Bisexual, Trans e Intersexual, mejor conocido como LGBT+ es un movimiento social de lucha por los derechos de las personas con una orientación sexual distinta a la heterosexual que, según el Glosario de la diversidad sexual, de género y características sexuales del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), es “la capacidad de una persona de sentir atracción erótica afectiva por personas de un género diferente al suyo”.

A finales de la década de 1960 en Nueva York, Estados Unidos, se suscitaron los disturbios de Stonewall que fueron una serie de manifestaciones en protesta contra una redada policial en el pub de nombre Stonewall Inn; en el que se persiguió a personas no heteronormativas, es decir, personas que no cumplían con el estereotipo de la época de que todas las personas son o deberían ser heterosexuales, por lo que los neoyorkinos se empezaron a rebelar en busca de la reivindicación de los derechos del movimiento LGBT+.

A partir de esa fecha, cada año, la comunidad marcha por la búsqueda de la igualdad, la no discriminación, por el derecho al matrimonio homosexual, a la adopción, y por la despenalización de la homosexualidad; movimiento que ha sido replicado en diversos países del mundo.

Noticias y comentarios sobre la orientación sexual se conocieron en la prensa de la Ciudad de México como un episodio muy destacado en 1901, durante el gobierno de Porfirio Díaz. La nota fue que en una fiesta clandestina aprehendieron a cuarenta y un hombres, la mitad de los participantes estaba vestida con prendas femeninas y maquillada. Se dice que uno de los que se encontraba en la fiesta era Ignacio de la Torre, el yerno de Porfirio Díaz, este evento es recordado como “El Baile de los 41”.

Fue un hecho que quedó plasmado para la historia en los periódicos locales, en los que José Guadalupe Posada caricaturizó lo sucedido esa madrugada. Esa fue la primera vez que se habló de manera pública sobre la homosexualidad en la Ciudad de México.

Desde entonces, en el país se asocia al número 41 con la homosexualidad, por ejemplo, la habitación 41 en los hoteles no la querían como alojamiento, en los equipos deportivos nadie quería la camiseta con el número 41, e incluso a manera de burla, decían que los hombres al cumplir 41 años tenían la edad de “la duda”. Sin embargo, esta práctica ha ido disminuyendo y las nuevas generaciones ya no lo emplean.

Después de setenta años de ese suceso, surgió la primera asociación a favor de los derechos de las personas LGBT+, el Frente de Liberación Homosexual de México, debido a un acto de discriminación hacia un hombre que fue despedido de una tienda departamental en la Ciudad de México por su orientación sexual.

Otras organizaciones y asociaciones que surgieron fueron la SEXPOL (1975), que estudiaba la sexualidad y la política; el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (1978), y el Grupo Lambda de Liberación Homosexual (1978), que fue fundado por Claudia Hinojosa, y tenía una posición feminista.

Sin embargo, fue hasta junio de 1979 cuando en el centro del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, miles de personas se reunieron en la antigua Plaza Carlos Finlay para marchar por el reconocimiento de los derechos de las personas de la comunidad LGBT+, convirtiéndose en la Primera Marcha del Orgullo Homosexual de México.

En la década de los noventa, el movimiento empezó a perder visibilidad principalmente por el arribo de la epidemia del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), que originó entre la población discursos en los que se le relacionaba con las prácticas sexuales de la población gay. A pesar de esto, en los años 2000, la marcha ganó espectacularidad, ya que se convirtió en un desfile que visibiliza distintas identidades, hasta volverse lo que actualmente conocemos como “Marcha del Orgullo LGBT+” de la Ciudad de México.

Gracias a este movimiento social, se empezaron a implementar acciones en la agenda política del país a favor de los derechos de la comunidad LGBT+. En 1998, se dio por primera vez acceso gratuito a antirretrovirales para personas servidoras del Estado con SIDA; en el 2000, se penalizó la discriminación por motivo de la orientación sexual en el Código Penal del Distrito Federal; y en 2010, se legalizó el matrimonio homosexual en la Ciudad de México y su reconocimiento en el resto de las entidades del país.

La Marcha del Orgullo LGBT+ es un claro ejemplo de cómo los movimientos sociales influyen de manera relevante en la agenda política de un país y en la creación de leyes. El estudio de la acción colectiva y los movimientos sociales debe incluirse en la agenda política debido a que guardan una íntima relación entre ellos y se complementan ya que buscan soluciones a las demandas de los diferentes actores sociales creando nuevas políticas públicas.

A pesar de que se han realizado grandes cambios a favor de los derechos de la comunidad LGBT+, los que se han reconocido resultan ineficaces al estar alejados de la realidad. Siendo parte de la comunidad o no, es nuestro deber como ciudadanos, promover y garantizar los derechos de todos, así como respetar la diversidad sexual y las identidades de género.

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