Comida por 15 pesos: el “Vagón Pullman”

  • El “Vagón Pullman”, es un furgón que ahora funge como Comedor Comunitario
  • El proyecto busca ofrecer alimento a grupos vulnerables
  • Se puede desayunar y comer, por 10 y 15 pesos, respectivamente

Fotos y texto: José Francisco Alvarado Juárez

El “Vagón Pullman”.

José Francisco Alvarado Juárez es estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas (FCPyS) de la UNAM. Se encuentra especializándose en periodismo. También es Técnico en Administración en Recursos Humanos y Recreación.


El “Vagón Pullman”

Ubicado en la Colonia Nueva Ferrocarrilera, perteneciente al municipio de Tlalnepantla de Baz, Estado de México (EDOMEX), se encuentra el “Vagón Pullman”, un coche de tren estacionado desde hace ya varios años en la localidad y que ahora funge como “Comedor Comunitario”. Proyecto que busca facilitar alimentos a grupos vulnerables y a la población en general a precios razonables. Allí se puede desayunar y comer por la módica cantidad de 10 y 15 pesos, respectivamente.

El regreso de los comedores comunitarios

El acondicionamiento del vagón como comedor comunitario fue en 2016; pero este, así como otros, se cerraron por “falta de presupuesto federal” hace más de tres años, quedando abandonados. El año pasado, el entonces candidato por la coalición PRI/PAN/PRD para la presidencia municipal de Tlanepantla, Tony Rodríguez, prometió la reapertura de estos en caso de ganar las elecciones.

Menú del día 22 de noviembre.

Tras su victoria y toma de posesión de sus funciones en enero de este año, no tardó en hacer realidad la reapertura de los comedores, pues para finales de marzo servidores públicos del municipio iniciaron la rehabilitación.

El 6 de Abril se llevó a cabo la inauguración oficial del reacondicionado “Vagón Pullman” contando con presencia de servidores públicos y población de la Colonia Nueva Ferrocarrilera y, desde entonces, abre sus puertas de lunes a viernes, ofreciendo desayuno por 10 pesos y comida por 15.

Menú del día 22 de noviembre

Perla Esmeralda, una de las responsables del “Vagón Pullman” lo describe como “un comedor con la finalidad de favorecer a todos los vecinos de la comunidad de la Nueva Ferrocarrilera, donde los desayunos son a bajo costo, al igual que la comida”, atendiendo entre 100 a 120 personas al día.

En cuanto a quienes hacen funcionar este comedor, podemos encontrar a seis trabajadoras. Cocinar, servir, lavar trastes y limpiar mesas son algunas de sus tareas. “Llegan desde las siete de la mañana, o mucho antes, para que esté listo el desayuno de ocho a once y media”, mientras que la comida es a partir de las 13:00 a 15:30 horas, señala Perla.

Cocineras picando la verdura para el desayuno.

Cocineras picando la verdura para el desayuno

Adriana Alvarado también es parte del personal que labora en el vagón. Le gusta la cocina y dice que ha aprendido mucho de las cocineras. También apunta que sí, es algo pesado el tabajo, pero que vale la pena y lo disfruta. Para ella, este proyecto es provechoso pues “ayuda a la comunidad porque es muy económico y saludable”.

La mayoría de los insumos necesarios para la elaboración de los alimentos vienen de parte del municipio de Tlalnepantla, quienes le surten aproximadamente cada 15 días, “y con las cuotas de recuperación”, aclara Perla: “se paga lo que es verduras, agua, gas, carne, pollo, cloro, jabón, y lo que se necesite”. Aunque también dicen que cada vez ha ido llegando menos, la camioneta que viene a dejar los insumos ya no trae las buenas cantidades que en los primeros días.

Entrega de suministros de parte del gobierno municipal.

Uno puede llegar y comer ahí mismo, donde se dan los cubiertos necesarios, o también está la opción de ir con tus recipientes para que te sirvan los guisos en ellos y puedas degustar en tu casa. Servicio “para llevar” como se suele llamar, “solo se necesita venir, pagar tu cuota de 15 o 10 pesos, y nada más”, dice Perla a modo de invitación.

La experiencia de comer en el vagón

Inmediatamente puede leerse el título: “Vagón Pullman”, que sobresale del color grisáceo del exterior del coche, que justo como lo marca el horario, para las ocho de la mañana ya se permite el acceso a los habitantes de la colonia.

Tan solo basta con subir por las escaleras del costado derecho del coche y, después de pasar un pequeño pasillo que conduce al espacio abierto, te recibe el olor de la comida del día y una de las mujeres del equipo, encargada de registrar a las personas que entran.

Vecinos de la colonia comiendo tortas en el desayuno.

Toman el dinero y te entrega una ficha por cada comida que hayas pagado, ficha o fichas que deberás llevar al fondo, donde se encuentra la “cocina” con sus respectivas trabajadoras, quienes te servirán los alimentos y/o bebidas, ya sea en los trastes del vagón para comer en el lugar o en los recipientes, si es para llevar.

Entre la recepción y las cocineras, en fila están tres tablones blancos, que a veces llevan manteles con el logo de los comedores comunitarios. Las paredes pintadas de blanco, con la luz entrante por las numerosas ventanas resaltan el aseo del lugar y le dan un toque elegante, donde para romper la monotonía del color, a lo largo y ancho de los muros hay numerosas imágenes y/o posters de ferrocarriles o elementos relacionados a estos. Hugo, presidente de la localidad, aclara que ello fue idea de la comunidad, ya que el vagón es un referente a la tradición ferrocarrilera que permea en la colonia.

Cocineras sirviendo tres platos de la comida del día.

Ya para las 8:30 horas, en el furgón comienza a transitar varia gente, una parte se queda, llenando poco a poco los asientos vacíos y dándole más color al lugar. Llegan niños y niñas (a veces con el uniforme de la escuela), mujeres, hombres y adultos mayores; también gente con discapacidad, a quienes por apoyo se les ofrece la comida gratis.

Asistiendo solos o acompañados, los que llegan saludan a sus conocidos, platican entre ellos, y hasta discuten sobre los partidos de futbol, pues recientemente el gobierno les instaló una televisión para que pudieran disfrutar del Mundial Qatar 2022.

Muchos de los que entraban iban con sus respectivos “toppers” para recibir sus alimentos correspondientes. El equipo que atiende la cocina, conformado por puras mujeres, están siempre al pie del cañón, pues los pedidos suelen ser constantes y hay quienes piden hasta seis porciones.

Cocineras platicando lo que se hará en la comida.

Como tal no hay un límite a la hora de pedir, pero como del platillo selecto solo se hacen ciertas cantidades, llega el caso que se termina. Pero si la gente continúa llegando se ofrece cocinar alguna otra cosa dentro de las posibilidades. La idea es que nadie se quede sin comer.

Básicamente, quienes sirven en el vagón, están todo el día en él, todo el rato trabajando pues después de acabar con el desayuno se detienen a inspeccionar los ingredientes que tienen e ingeniárselas para ver que se hará en la comida, o al día siguiente. Tampoco faltan los problemas, ni el estrés por todo lo que llegan a hacer.

Niño cuida su plato recién servido hasta llevarlo a la mesa.

Pero la labor de las cocineras no pasa desapercibida, pues la comunidad valora la facilidad de alimento y trato que brindan. José Luis, un vecino invidente, cada que tiene tiempo aprovecha y asiste a comer, el que no le cobren le ayuda mucho. “Casi siempre voy. Como a la una cuando ya está la comida, y como muy rico”, señala.

Fernando, por ejemplo, no es de la colonia, es de una localidad aledaña, pero casi siempre pasa por allí y al comedor antes de irse a trabajar. Afirma que la sazón y el trato es lo que lo lleva a volver cada que puede, y el hecho de que esté en un vagón le trae nostalgia. “Me recuerda a los tiempos en los que me subía y viajaba en tren, es muy bonito”, asegura.

Interior del “Vagón Pullman” durante la comida.

La comunidad, y las personas voluntarias encargadas del comedor, aprecian al vagón y lo que se hace en él. Siempre se ha buscado mantenerlo activo, y ahora bajo el apoyo municipal se tienen planes de seguir alimentando a quien lo necesite. El “Vagón Pullman” ofrece comida económica, y de la misma manera, el desarrollo de su comunidad.

Te puede interesar también
LA FRUSTRACIÓN

La Fiesta del Libro y la Rosa 2023, en Michoacán

Alimentación y hambre: dos conceptos contrapuestos y complementarios

Compartir en:

SIGUENOS EN REDES SOCIALES