Estudiar a distancia en México, un reto pendiente

  • Fueron poco más de dos años de autoaprendizaje desde los muros de una habitación que parecieron ser más de la cuenta
  • La pandemia no trajo consigo la deserción escolar, solo la agravó

Autor: Hugo Lara

Imagen: Gaceta UNAM
Hugo Lara Reyes estudia Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM. Sus principales intereses son la gramática española y los fenómenos lingüísticos del español mexicano.

Han sido numerosos los hechos que marcaron la vida estudiantil de México, como la huelga de la Universidad Nacional de México que en 1929 exigió, entre otras cosas, su autonomía, hasta consolidarse como la actual Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y, por lo cual, el 23 de mayo se conmemora el día del estudiante en nuestro país. En este sentido, cabe la siguiente reflexión.

Imagen: Fundación UNAM

Al igual que hace 93 años, a inicios del 2020, otro hecho histórico transformó la vida de millones de estudiantes y la forma en que concebían la educación hasta ese momento. En nuestro país, y en el resto del mundo, la pandemia por COVID-19 estableció un antes y un después en la educación, sobre todo por las herramientas digitales que se volvieron esenciales para sobrellevar la vida cotidiana mientras el virus causaba sus efectos.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), la cuarentena para evitar la propagación del virus provocó que alrededor de 30 millones de alumnos, de todos los niveles educativos presenciales tuvieran que dejar las aulas por la suspensión de clases.

Imagen: María Luisa Severiano

Con el paso del tiempo, un número considerable de estudiantes, además de dejar las aulas, se vio en la necesidad de abandonar por completo su educación ante la falta de herramientas para estudiar a distancia, la pandemia no trajo consigo la deserción escolar, solo la agravó.

Por otra parte, con avances sustanciales, el nuevo modelo educativo pasó de ser una auténtica improvisación para empezar a consolidarse como un esquema académico prometedor. Asimismo, se crearon campañas gubernamentales e iniciativas privadas para apoyar a los estudiantes más necesitados impidiendo con esto el crecimiento acelerado de la brecha social ya existente.

Entre los dilemas que provocó la ausencia del alumnado en las escuelas, un buen número de estudiantes consiguió adaptarse a la “nueva realidad”. Muchos experimentaron una etapa incipiente con actividades en línea y muchos otros también terminaron sus estudios lejos de compañeros, amigos, profesores y recintos educativos.

En México son altos los índices de deserción escolar. Imagen: Gaceta UNAM

Ser un estudiante de alcoba representó un nuevo comienzo, crear nuevos hábitos que ayudaran a sobrepasar el mal momento por la carente interacción social más allá de la familia. Fueron poco más de dos años de autoaprendizaje desde los muros de una habitación que figuraron ser más de la cuenta.

Tal parece que en los meses venideros la educación presencial se despedirá aceleradamente de la virtualidad, pero sin duda, un nuevo reto que ha quedado pendiente para las presentes y futuras generaciones es el de garantizar el acceso universal a la tecnología e internet como parte de la reinvención que está atravesando el sistema educativo en nuestro país.  

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