El cine universitario, abre el debate sobre dilemas sociales

  • Urge tener un sistema penitenciario antipunitivo: Julia Álvarez Icaza
  • El cine universitario es crítico, pertinente y de protesta social: Fabián León López
  • El canadiense fue ganador en la categoría documental del concurso Hazlo en Corto, así como del Festival Internacional de Cine Estudiantil Big Shoulders
«Tito el colombiano» ejecutando su arte. Fotograma del documental El canadiense.

Autor: Hugo Lara.

Los cortometrajes Prohibido caminar en círculos (2015), El chambelán (2017) y El canadiense (2018) del joven cineasta Fabián León López, egresado de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (CENAC) de la UNAM, fueron exhibidos en el foro “Amparo Ochoa” del Centro de las Artes Santa Úrsula (CASU) como parte de las actividades del programa de la Casa de las Humanidades (CASHUM) Rolando por Coyoacán.

El canadiense, que narra la vida de Roberto Candia Salazar, mejor conocido como “Tito el colombiano”, un expresidiario que en los años ochenta aprendió a tatuar y se reivindicó gracias a ello en la ya extinta cárcel del Palacio de Lecumberri, fue el motivo para abordar el debate sobre el estado actual del sistema de reinserción social en México.

La importancia de la justicia restaurativa

Julia Álvarez Icaza, del Departamento de Justicia Restaurativa del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, precisó los aspectos clave en la gestión de los centros penitenciarios que dificultan el propósito de integrar a las personas egresadas del sistema de justicia a su comunidad.

Entre los principales problemas destacó el punitivismo como herramienta del derecho penal para castigar de distintas formas las faltas ante la ley o delitos. Sansiones que van desde lo económico, suspensión de derechos, hasta privación de la libertad.

Como consecuencia de un sistema donde la reclusión de los infractores no representa justicia para las víctimas, la justicia restaurativa, que se enfoca en la compensación del daño, parece ser la vía para alcanzar una mejor resolución de los conflictos. Sin embargo, esto deja aún muchas dudas: ¿cómo reparar lo irreparable, si el delito no es cuantificable?, ¿cómo se cuantifica un trauma o una vida?

De izquierda a derecha: Julia Álvarez Icaza, Fabián León López, «Tito el colombiano» y Alejandro Aguilar.

“Yo voy a seguir tatuando”

Los retos que implica la justicia para las instituciones que la imparten, primero hacia las víctimas, y después a los victimarios, son sin duda múltiples. Desde la trinchera social, el debate en el cine es parte del proceso de comunicación de la obra, que cierra con la opinión y mirada del público.

El caso de “Tito el colombiano es excepcional”, tras quedar en libertad, no solo logró reivindicarse gracias al tatuaje, también ha sido referente por su historia de vida que se plasma en el cortometraje. Y aunque ha sido discriminado por sus tatuajes, afirmó: “Yo voy a seguir tatuando”. Incluso, citó al poeta Amado Nervo: “vida, nada te debo, vida, estamos en paz”.

El canadiense fue ganador en la categoría documental del concurso Hazlo en Corto de la Fundación BBVA Bancomer, así como del Festival Internacional de Cine Estudiantil Big Shoulders de la Universidad DePaul, Chicago, Estados Unidos. El film es una metáfora del escape de la oscuridad y la violencia a través de un personaje que está en un lugar donde los seres se anonadan: la prisión. Sin embargo, de pronto encuentra una salida por la puerta del arte.

En su oportunidad, el novel cineasta Fabián León López, dijo que la importancia que tienen las cintas universitarias dentro del ámbito cinematográfico es preponderante: “debería seguir marcando la diferencia respecto del cine convencional o comercial. Porque si bien tiene distinto público, el cine universitario se ha caracterizado históricamente por ser crítico, y ha alcanzado su rigor social gracias a la articulación de diversas inquietudes comunitarias”.

Fotograma del documental El canadiense.
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