Racismo y discriminación, temas pendientes en México

  • A partir de la segunda mitad del siglo XVIII y durante el siglo XIX, el racismo fue una manera de organizar y explicar la sociedad
  • Las transformaciones que se dieron en el México independiente, fueron minando a los pueblos en su autonomía y libre determinación para plantear un esquema de igualdad que homogeneizaba a una población absolutamente diversa
  • En México no es casual que la pobreza y las peores condiciones de vida, las padezcan personas de los diversos pueblos indígenas y de las comunidades afromexicanas

Autor: Itzá Eudave Eusebio

Cada 12 de octubre, en distintas latitudes, se suscitan discusiones sobre qué se rememora y para qué, a partir de la idea del descubrimiento y conquista de América. Una de las muchas consecuencias del orden colonial fue el establecimiento de un régimen que ha configurado la desigualdad, la subordinación y la exclusión de los pueblos indígenas y afrodescendientes en nuestras sociedades.

Con la llamada conquista, “se estableció una sociedad en la que se vivió esclavitud y jerarquización. Sobre estas bases se asentó, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII y durante el siglo XIX, el racismo como una manera de organizar y explicar la sociedad, una forma de organizar las relaciones entre diversos grupos”, señaló Gabriela Iturralde Nieto, profesora en el Colegio de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL).

Hace 500 años, las potencias colonizadoras estaban enfocadas a la cuestión económica, así que decidieron mantener las estructuras jurídicas previas en algunos pueblos y comunidades. Sin embargo, “luego, las transformaciones que se dieron en el México independiente fueron minando a los pueblos en su autonomía y libre determinación para plantear un esquema de igualdad que homogeneizaba a una población absolutamente diversa, ahí fue donde se fueron limitando los derechos de las personas indígenas, lo cual tiene mucho que ver con un esquema de apropiación de sus territorios y sus recursos”, explicó, entrevistada por separado, Elia Avendaño Villafuerte, investigadora del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC).

En México, si uno ve cifras, datos actuales, no es casual que la pobreza y las peores condiciones de vida, las padezcan personas de los diversos pueblos indígenas y de las comunidades afromexicanas, pero esto “no es un hecho fortuito, tiene una explicación en esta lógica de la exclusión de vida debida al racismo, dejando fuera de la conformación de la nación, de poder ejercer derechos en condiciones de igualdad en la idea de nación que se ideó en el siglo XIX”, agregó Gabriela Iturralde.

En esa época se construye la idea de la superioridad de acuerdo con el color de piel, los rasgos físicos, las pertenencias culturales se han enmarcado en la idea de razas, haciendo creer que unos son mejores y otros inferiores, “esta idea que se cristaliza en el siglo XIX brinda argumentos para justificar la opresión de aquellos que se salían del ideal de nación que se tenía en ese momento”, explicó la también investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En México el único mecanismo jurídico que hay para identificar si alguien es indígena o es afromexicana, es la auto adscripción, es decir, la declaración de que una persona señala su identidad cultural. De acuerdo con Elia Avendaño, “a partir de ello pueden invocar los derechos que están en el artículo segundo de la Constitución, el cual se transformó en 2001 como una de las consecuencias del alzamiento zapatista de 1994, y amplió un catálogo de derechos que se asemejan mucho a los que se encuentran en el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). A ello, apenas en 2019 se sumó en un apartado a los pueblos y comunidades afromexicanas, entonces apenas hay un reconocimiento de existencia en el territorio, apenas hay un reconocimiento de la pluriculturalidad del territorio, y a partir de ello, la existencia de culturas distintas”.

De acuerdo con lo anterior, en un censo que data de 2020 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), “se incluyó una pregunta de auto adscripción identitaria afromexicana, que nos ha permitido conocer cuántas personas se auto adscriben así, en dónde viven, y cuáles son las condiciones específicas de vida que tienen. Hasta antes de esto había una invisibilización de estas comunidades”, señaló Gabriela Iturralde.

En ese sentido, se comprende por qué generalmente en todas las encuestas nacionales sobre discriminación, “las personas indígenas y las de origen afro son quienes lo resienten con mayor medida. Este racismo implica una jerarquización de las personas a partir de cómo se ven o cómo lucen, más que por una cuestión de su religión o su ideología, lo cual, además se vincula con la pobreza y el clasismo”, explicó Elia Avendaño Villafuerte.

Un ejemplo del racismo y discriminación se puede observar en los libros de texto con los que estudian niñas y niños del país, los cuales “tienen apenas algunas referencias a la participación de personas de origen africano en la conformación de la historia nacional, sabemos poco. Incluso en comunidades donde hoy día se reconocen como afromexicanas conocen poco de su historia, desconociendo por qué razones sus ancestros llegaron aquí. Es necesario saber que fueron esclavizados y explicarse su propia historia y que con su trabajo contribuyeron a la conformación del país, que aportaron trabajo, conocimientos y luchas. No desaparecieron, pero en los libros de texto y en la historia los han querido borrar”, señaló la profesora e investigadora universitaria.

De acuerdo con Iturralde Nieto, hay muchos ejemplos en la vida cotidiana de acoso escolar a las niñas y niños afromexicanos, bullying con insultos, burlas por el color de piel de las personas, por su aspecto, por su manera de hablar, “lo cual nos habla de estas configuraciones del racismo, que influyen en la vida de las personas, que lastima la dignidad de las personas que lo padecen, lo cual también lastima a la sociedad, en la que esta interiorizada la idea de inferiorizar, disminuir y burlarse de otras personas, quiere decir que tiene algún problema esta sociedad”.

En este contexto, al repensar en cuáles son los pendientes con los pueblos indígenas y afromexicanos, Elia Avendaño, señaló que específicamente los pueblos indígenas tienen derechos colectivos, que se suman a los derechos individuales que tienen las personas indígenas, pero los pueblos y personas de origen afro no cuentan con derechos específicos plenamente reconocidos, por lo que deben pedir a las autoridades que se les apliquen los mismos derechos que los indígenas, siendo las mismas autoridades quienes determinan si se les puede o no aplicar”. Esas limitaciones han mantenido una relación tensa y conflictiva, “porque el Estado sigue erigiéndose en el que sabe, el que tiene que dar la tutela y el cuidado a los pueblos indígenas y negros” dijo la investigadora del PUIC.

Otros pendientes que tenemos como sociedad son “trabajar en políticas públicas con pertinencia, que atiendan las necesidades de las comunidades, de los colectivos de las ciudades, recogiendo la experiencia de las personas afromexicanas”, señaló Gabriela Iturralde, quien concluyó diciendo que también “tenemos pendiente atender la educación, una para todas y todos, que tenga contenidos antirracistas, antidiscriminatorios, que favorezcan la reflexión y el ejercicio de los Derechos Humanos. Aprender y visibilizar la historia de las poblaciones de origen africana en nuestro país, de las poblaciones originaria o indígenas es algo que tenemos que hacer todas y todos, para tener una historia más rica, más completa, que nos hable de quienes somos de manera integral”.

Te puede interesar también
LA FRUSTRACIÓN

La Fiesta del Libro y la Rosa 2023, en Michoacán

Alimentación y hambre: dos conceptos contrapuestos y complementarios

Compartir en:

SIGUENOS EN REDES SOCIALES